Hablar de Williams en la Fórmula 1 es hablar de Ayrton Senna, Alain Prost, Nigel Mansel o Keke Rosberg; es hablar de logros memorables y, sobre todo, de figuras legendarias, de máximos ídolos del deporte de las competencias de velocidad. Este año se festeja un aniversario más de la unión de una casa relojera suiza en constante crecimiento y una escudería, considerada de las tres mejores de todos los tiempos, que trabaja arduamente para conseguir podios.
1960 fue el año que Frank Williams, fundador de Williams Racing Cars, comenzó la historia de esta mítica escudería. Con un auto de 400£, un Austin A35, participó en su primera competencia; años después Sir Frank sería dueño de una innumerable cantidad de vehículos valuados millones de euros.
Hasta el 2003 Oris comienza su sociedad con Williams Racing; dos firmas de renombre, dos pasiones mecánicas ligadas por la precisión. Sin embargo, el primer acercamiento de la relojera suiza al automovilismo lo tuvo con su pieza Chronoris, primer cronógrafo de la marca (fabricado en 1970), inspirado en la competitiva F1.
Este año Oris reafirma esta especial alianza con una reedición del Oris Chronoris. Un reloj que luce como bólido de los setenta, con look vintage que parece nunca pasará de moda. Oris Chronoris es justo lo que un amante a las carreras desearía ver en su muñeca mientras toma firmemente el volante de su auto: precisión e historia.
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