En Klokker tenemos la firme convicción de transmitir y compartir la experiencia relojera a nuestros lectores. Es nuestra razón de existir como medio. Sabemos que la pasión por los relojes va más allá de presumir una pieza con exorbitante precio. Lo que en verdad nos une, al menos en este espacio, es la pasión compartida por la artesanía, por el diseño, por el desarrollo tecnológico del universo micromecánico y por la tradición relojera. Por ello, nos dimos a la tarea de difundir los mensajes que distintas marcas dieron en el Salón internacional de Alta Relojería, SIAR 2017, celebrado en el hotel St. Regis de la Ciudad de México, aunque en un par de casos nos resultó imposible.
Un nuevo discurso relojero
A nivel mundial, en los tres últimos años, hemos notado más apertura de parte de muchas marcas ante todo tipo de público; han intentado comunicar sus mensajes y distribuir sus productos de manera más directa y sencilla. Se ha luchado por eliminar etiquetas de exclusividad con un lenguaje más cercano e inclusivo. Aunado a lo anterior, muchas relojeras suizas han reducido precios con la creación de modelos más accesibles conservando la calidad y prestigio de siempre (por ejemplo, Autavia de TAG Heuer o la colección Black Bay de Tudor).
La caída de las ventas ha despertado a los gigantes suizos que dormían en sus laureles, y éstos han comenzado a escuchar y a tomar acción. Un buen el ejemplo es el de Hodinkee, uno de los blogs relojeros más importantes del mundo, donde marcas como TAG Heuer u Omega han hecho ediciones especiales respondiendo a las pláticas e inquietudes que se han generado en foros de ese sitio web.
El SIAR 2017
El SIAR 2017 fue un pequeño, pero significativo ejemplo de que en México podemos tener a muchas de las mejores marcas a nuestra disposición sin necesidad de viajar a Europa. El mercado mexicano representa el nada despreciable 13% de las ventas de relojería suiza; México es el mercado latinoamericano más importante para esta industria. Sin embargo, seguimos excluyendo a la mayoría de los aficionados a la relojería a este apasionante universo. En nuestro país parece que sólo ciertas clases sociales pueden tener acceso a la relojería fina y la alta relojería.
Nos resulta meritorio el esfuerzo que hacen los organizadores del SIAR, pero nos cuestionamos lo siguiente: ¿Valdrá la pena intentar hacer más accesible el evento? ¿Valdrá la pena que gente común y corriente pudiera pagar un boleto para ver esta atractiva exhibición? Nosotros creemos que sí.
La mal entendida exclusividad
El SIAR 2017 sirvió para entender un poco mejor a la industria relojera en México. Por un lado, la apertura fue evidente y positiva. Gigantes como TAG Heuer, Hublot o Bulgari, le abrieron sus puertas a medios como Klokker para que México conociera sus lanzamientos. Creadores independientes y emergentes, como Fiona Krueger o MB&F, con una sonrisa y mucha disposición nos mostraron sus más recientes obras de arte (en ellos recae el futuro de la evolución relojera). Sin embargo, otros, al menos en México, siguen con su gastado discurso formal anticuado y con actitud prohibitiva.
Sin ganas de afectar a nadie, al contrario, con el fin de favorecer el renacimiento de esta industria, creemos que aún existen marcas que a falta de creatividad deciden actuar como exclusivos o como inalcanzables. Un ejemplo de esta afirmación fue el hecho de que se le impidiera el acceso al stand de Audemars Piguet a varios medios, incluído Klokker. Esta es una evidencia de exclusividad mal entendida. Durante dos días seguidos negaron una cita para poder reportar sus lanzamientos. Lo exclusivo de la marca tal vez sea su precio, pero todos tenemos derecho a gozar de las creaciones de los maestros relojeros; tenemos derecho a aprender de los conceptos de los diseñadores y poder apreciar los detalles que hacen únicas a las creaciones relojeras.
En México, lamentablemente, algunas marcas o sus distribuidores, siguen pensando que si prohíben o si limitan el acceso a sus firmas van a sobresalir y van a ser más especiales y deseadas. En Klokker pensamos todo lo contrario. Creemos fielmente que el universo relojero ya no debe ser restringido, el conocimiento es de todos y estamos convencidos de que los creadores quieren mantener en nuestras muñecas mecanismos llenos de sabiduría y tradición. De lo contrario, consideramos que van a terminar en un nicho de mercado muy reducido destinado a ser olvidado.
Tal vez no todos podamos comprar un Audemars Piguet, pero estoy seguro que sus creadores hicieron modelos icónicos, como Royal Oak, para que todos los pudiéramos desear y, sobre todo, admirar.
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