En sus marcas, listos…
¡Bienvenidos amigos relojeros!

Esta semana venimos a platicarles sobre el rol tan importante que ha jugado y sigue jugando Omega en el universo de los Juegos Olímpicos. Pero antes, y para poner a todos en contexto sobre los hitos que ha marcado esta casa relojera, haremos un breve repaso de lo que ha significado Omega en la historia.
Para empezar, aunque seguro y ya saben, el Omega Speedmaster Professional Chronograph, usado por Buzz Aldrin, fue el primer reloj en llegar a la Luna el 29 de julio de 1969.


Seguido de ese acontecimiento histórico que marcó un antes y un después, esta querida marca de reloj batió un nuevo récord. El Seamaster Planet Ocean Ultra Deep Professional consiguió la marca mundial de inmersión: 10.928 metros en la Fosa de las Marianas en el año 2019.
Como dato curioso, este lugar es un grupo de islas del Pacífico occidental en el que se encuentra la fosa y tiene forma de media luna y mide unos 2.550 km de largo y unos 69 km de ancho. Es el conocido como “Abismo de Challenger”, un pequeño valle en el fondo, donde se encuentra el punto más profundo.

Omega lleva marcando desde sus inicios una ruta impresionante de conquistas. Pero, centrándonos en el tema que nos ocupa, Omega es el cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos desde hace 90 años. Además del gran honor que supone para la marca desempeñar este papel, también es una responsabilidad brutal. Debe medirse con absoluta precisión los tiempos de los atletas, ya que milésimas de segundo es lo que marca la diferencia entre subir al pódium de los ganadores o quedarse abajo mirando quiénes son los campeones.
Tal y como hacemos referencia en nuestro video de esta semana, todo comienza en 1932 cuando Omega decide enviar a una sola persona, con una maleta que contenía 30 cronómetros con una décima de fracción de segundo de eficacia y, con ello, se medirían un total de 114 eventos deportivos.
A partir de ahí, la marca ha ido implementando mejoras en sus sistemas de medición en su afán de perseguir la excelencia. Destacamos, por ejemplo, el panel touch para las competiciones de natación o las pistolas de arranque electrónicas para las competencias de atletismo.

Sin embargo, no todo fue color de rosas para Omega en los Juegos Olímpicos, ya que en el año 1964 el comité olímpico otorgó a SEIKO el privilegio de ser cronometrador oficial para las olimpiadas del 72, celebradas en Tokio. Un revés en toda regla que desbanca a Omega de su trono, de manera temporal.
Por suerte para la marca, el comité vuelve a contar con Omega en estos Juegos Olímpicos de invierno y le garantiza su posición en el “trono” hasta el año 2032. Desde Klokker, seguiremos atentos a los avances de la marca en sus innovaciones tecnológicas y les estaremos informando de ello. Seguro y gratas sorpresas vienen de la mano de Omega, ya que siempre se ha caracterizado por su precisión y buen hacer.
Nosotros nos despedimos hasta la próxima semana. ¡Sean felices y no olviden suscribirse a nuestro canal de Klokker!

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