Una carátula contaminada
Uno de los atractivos más espectáculares que puede tener un reloj es que su esfera se pueda iluminar en la oscuridad. Es un verdadero espectáculo el efecto “glow in the dark” de muchas piezas y, sobre todo, de algunos modelos vintage. Nos encandilan las agujas y los índices luminiscentes; esperamos cualquier momento de oscuridad para voltear a ver la hora y admirar ese microespectáculo. Esta encantadora y radiante característica tiene un pasado oscuro y alarmante; durante años cobró la vida de muchos artesanos, en especial de un grupo de mujeres que trabajaron con este material y se contaminaron maquilando relojes radiactivos.
En el año de 1898, Marie Curie, química y científica nacionalizada francesa, descubrió dos nuevos elementos químicos: el polonio y el radio. Además, investigó el uso de la radiactividad con fines medicinales, que posteriormente utilizaron otros especialistas médicos para disminuir el tamaño de los tumores cancerígenos. Con pocos estudios y experimentación, comenzó a proliferar la radiactividad en distintos ámbitos. Se pensó: “si puede disminuir un absceso maligno, debe ser bueno para otras cosas”. Así que se utilizó en alimentos, bebidas, cosméticos, juguetes, medicinas y también en relojería.
Marie Curie, descubrió la radioluminiscencia al combinar el radio con otros químicos. Los físicos describen este efecto cuando una partícula de radiación interacciona con un átomo del material blanco, excitando un electrón. Dicho electrón vuelve a su estado original de menor energía emitiendo un fotón con la energía “sobrante”. Este fotón es imposible de ver, pero mezclado con el fósforo o el zinc puede producir fotones visibles al ojo humano. En resumidas cuentas, algunas pinturas mezcladas con el radio dotaban de irradiación a las esferas de los relojes.
Una compañía patentó este descubrimiento bajo el nombre Undark. Entre 1917 y 1938, “U.S. Radium Corporation”, trabajó con este recubrimiento aplicado a distintos productos, entre ellos las carátulas de los relojes. Los trabajadores de estos talleres, en su mayoría mujeres, estuvieron en constante exposición al radio. Las artesanas que pintaban con Undark índices, números y agujas de los relojes, tocaban este material, y en ocasiones utilizaban su boca y lengua para humedecer las delicadas brochas. Con tal exposición al radio, las mujeres comenzaron a mostrar diversos padecimientos y enfermedades como leucemia, anemia, tumores cancerígenos, perdieron piezas dentales, desarrollaron problemas en la quijada y más de cien desafortunadas perdieron la vida prematuramente.
Fue hasta el año de 1968 que se dejó de utilizar radio en relojes de bolsillo y pulsera, sin embargo, fue hasta 1978 que se dejó de existir en la producción de relojes de pared y de mesa.
En la actualidad estas piezas son buscadas por innumerables coleccionistas, y hay mucha información al respecto en distintos foros de internet. Lectores, no hay razón para alarmarse. Si tienen un reloj vintage con estas características, o planean comprar uno, lo más probable es que tenga muy poco material radioactivo, de hecho, todos los relojes contenían muy poco material peligroso y especialistas afirman que no representan un peligro para la salud.
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